La reconquista y la época medieval

La reconquista y la época medieval

Revive la época de la reconquista cristiana y el esplendor medieval de Vejer bajo el señorío de los Guzmanes

La reconquista y la época medieval en Vejer de la Frontera

La historia de Vejer de la Frontera no se entiende sin la etapa de la Reconquista y la Edad Media, un periodo en el que el pueblo pasó de ser una medina musulmana a convertirse en villa cristiana fortificada. Sus murallas, su castillo y sus calles estrechas son testigos de aquellos siglos de conflictos, repoblaciones y transformaciones que marcaron para siempre la identidad de la localidad.

En este artículo exploramos cómo se vivió la Reconquista en Vejer, qué cambios trajo la Edad Media y qué huellas de aquel tiempo podemos ver todavía hoy.

Vejer musulmán antes de la Reconquista

Durante más de cinco siglos, Vejer formó parte de Al-Ándalus. Su ubicación estratégica en lo alto de una colina le otorgaba un papel defensivo fundamental frente a las incursiones desde el mar.

La villa funcionaba como una medina amurallada, con mezquita, barrios residenciales, murallas y torres de vigilancia. Este esplendor musulmán se mantuvo hasta mediados del siglo XIII, cuando las tropas castellanas iniciaron la expansión definitiva hacia el sur de la península.

La conquista cristiana de Vejer

La Reconquista de Vejer tuvo lugar en 1248, en tiempos del rey Fernando III de Castilla, apodado “el Santo”. Su hijo Alfonso X el Sabio consolidó poco después el control castellano en la zona, otorgando privilegios y cartas pueblas para favorecer la repoblación.

Posteriormente, en 1285, el rey Sancho IV de Castilla reforzó la defensa de Vejer y la integró plenamente en el entramado militar de la frontera con el reino nazarí de Granada. Es en este momento cuando se empieza a utilizar el término “de la Frontera”, compartido por otros pueblos gaditanos cercanos, como Jerez o Arcos, que estaban en la línea defensiva frente a los musulmanes.

El sistema de murallas y defensas medievales

Uno de los legados más importantes de la Edad Media en Vejer es su sistema defensivo. Las murallas que rodean el casco histórico actual fueron reforzadas tras la Reconquista para resistir ataques tanto de musulmanes como de piratas norteafricanos.

Se levantaron torres de vigilancia en puntos estratégicos.

Se construyeron puertas monumentales, como la de la Segur o la de Sancho IV, que servían de acceso y control.

El castillo de Vejer, de origen árabe pero remodelado en época cristiana, se convirtió en el centro militar y político de la villa.

Estos elementos siguen hoy en pie y son uno de los principales atractivos turísticos de Vejer.

Repoblación y organización social

Tras la conquista cristiana, Vejer necesitaba nuevos habitantes que trabajaran la tierra y garantizaran la defensa del territorio. Para ello, la corona promovió la repoblación con cristianos viejos, que se asentaron en la villa y recibieron tierras.

La organización social medieval se estructuró en torno a:

La nobleza y los señores feudales, que recibían privilegios sobre las tierras.

El clero, que ocupaba un papel central en la vida religiosa y social.

Los campesinos y artesanos, encargados de la producción agrícola y las labores cotidianas.

En este proceso, muchos musulmanes fueron expulsados o convertidos al cristianismo, aunque su huella cultural permaneció en la arquitectura, la agricultura y la vida diaria.

Vejer y los Guzmanes: un señorío medieval

En el siglo XIV, el rey Enrique II de Castilla entregó Vejer a la poderosa familia de los Guzmanes, encabezada por Guzmán el Bueno, héroe de la defensa de Tarifa. A partir de entonces, Vejer pasó a formar parte del señorío de los Medina Sidonia, uno de los linajes más influyentes de la Edad Media y la Edad Moderna.

El dominio señorial marcó la vida del pueblo durante siglos, generando tensiones entre los vecinos y los señores, pero también favoreciendo la consolidación de Vejer como villa fortificada de gran importancia en la comarca de La Janda.

La vida cotidiana en la Edad Media

La vida en Vejer medieval giraba en torno a tres elementos principales:

La defensa militar, por su condición de pueblo fronterizo.

La agricultura y la ganadería, con cultivos como el trigo, la vid y el olivo.

La religión cristiana, que ocupaba un papel central en la vida social.

Durante estos siglos se construyeron importantes edificios religiosos, como la Iglesia del Divino Salvador, erigida sobre la antigua mezquita, y numerosos conventos que reforzaban la presencia eclesiástica en la villa.

Los conflictos medievales en Vejer

El carácter fronterizo de Vejer hizo que la villa viviera constantes conflictos a lo largo de la Edad Media:

Ataques nazaríes desde el reino de Granada.

Incursiones de piratas berberiscos desde el norte de África.

Levantamientos populares contra los abusos de los señores, como el ocurrido en 1471, cuando los vecinos se rebelaron contra los Guzmanes.

Estos episodios forjaron el carácter combativo e independiente de los vejeriegos, que defendían su villa a pesar de las dificultades.

El legado medieval en el Vejer actual

Hoy en día, recorrer Vejer es sumergirse en la Edad Media. El casco histórico mantiene su trazado medieval, con murallas, puertas, torres y calles empedradas que evocan aquel tiempo.

El castillo de Vejer se alza como símbolo del poder señorial.

Las murallas medievales son uno de los mejores ejemplos conservados en la provincia de Cádiz.

Las fiestas locales y algunas tradiciones populares tienen su origen en esta época.

Este patrimonio convierte a Vejer en un destino de turismo histórico de gran valor.

La Reconquista y la época medieval en Vejer de la Frontera fueron un periodo de transformación profunda. De medina musulmana a villa cristiana, Vejer se convirtió en un pueblo fortificado que jugó un papel clave en la frontera con el reino nazarí.

Los siglos medievales marcaron su urbanismo, su organización social y su identidad cultural, dejando un legado que todavía hoy se percibe en cada rincón del casco antiguo.

Visitar Vejer es, en definitiva, revivir esa historia medieval que lo convierte en uno de los pueblos blancos más fascinantes de Andalucía.